Historia y Significado de la obra.
En las culturas prehispánicas era muy común encontrar grecas que distinguen a una ciudad o pueblo de otro, como simbolismos únicos que les diferenciaban incluso entre vecinos, este tipo de grecados ayudaban a reconocer la obra de un artesano y rastrear su trabajo hasta el mismo barrio donde se produjo.
Con el paso del tiempo las ciudades cambiaron, crecieron y fueron abandonadas o tomadas por otros pueblos, y aunque la gente se veía en la necesidad de abandonar el lugar donde sus ancestros habitaron por generaciones, una cosa les acompañaba, sus simbolos, ya sean glifos o grecas que solían decorar murales, ceramicas, alto relieves e incluso pisos, estos símbolos serían cobijados por la memoria del colectivo.
Con el tiempo las raíces se olvidaban, las historias se volvían difusas, y lo que permanecía vivo era el oficio que cada pueblo llevó consigo, como el hilado y el bordado, el cual se convirtió en la memoria de su pueblo, las grecas pasaron de los muros al telar de cintura, la iconografía tomaba su lugar en el bordado, viajando en el tiempo por cientos de años, hasta nuestros días, donde las manos de las mujeres se han convertido en nuestra memoria, pues sin saberlo mantienen viva el legado y la historia de un pueblo
En nuestra obra nos inspiramos en esas grecas que nacieron representando una comunidad y a su gente, por eso la usamos para decorar la vasija que bien haría las veces de urna, por otro lado el rebozo y el petate, que aunque también se teje, es para un uso distinto.
El rebozo es la primer prenda que nuestra madre y su familia nos ofrece, pues previo al nacimiento de un niño las mujeres se reunían para trabajar en el chal que le cubrirá, envolviendo al nuevo miembro de la familia, esa forma de envolver lo más preciado que nos ha sido entregado para cuidar, es la forma que intentamos recrear en la vasija, una serie de tiras que se enredan entre ellas.
En varias zonas del México antiguo se acostumbraba en la muerte de un ser querido a realizar un entierro del cuerpo acompañado de artefactos que fueron importantes para la persona en vida, y otros que le serían útiles en su camino ala siguiente etapa, pero lo que nos llama la atención es que se envolvía al cuerpo en su petate o en un petate nuevo, el cual le resguardaría a su muerte.
De esta forma entendemos que si nuestra madre nos recibe en este mundo con una prenda tejida por sus propias manos también nos preparan un tejido para despedirnos de este mundo y volver a la Madre Tierra.
Ro'Müi viene del Otomí, una delas lenguas más antiguas de México, significa esencia, alma, o espíritu, y como urna representa ese rebozo hecho con cariño que tiene como fin mantener en su interior los restos de ese ser querido que inició su camino a otro plano de la existencia y que mientras tanto, mantiene una conexión con nosotros, es una forma de no sentirnos solos ni olvidados, sino más bien conectados.
Ro'Müi es nuestro último reboso bordado con cariño para el ser que se nos ha ido, y protege lo último que nos queda de él, es nuestro último apapacho y va rodeado de los símbolos de nuestro pueblo, para que recuerde en el más allá el legado y la herencia que nos conectan.